El chilensis es un mamífero bípedo y racional, que habita en un rincón de América del sur, al que suelen llamar fin del mundo. Su territorio es una larga y angosta faja de tierra, provista de valles, montañas y ríos, que hacen a éste, un lugar mágico y encantador.
Esta sociedad tiene un lenguaje muy peculiar, al cual podemos definir como un español a la chilensis. Pero, ¿qué tan cierto es que este pueblo tiene un amplio vocabulario y una singular fonética? Si fuese así, podríamos inferir que este pueblo tendría una estampa que lo haría diferente a cualquier otro.
Debo hacer una confesión, pertenezco a la tribu de los chilensis, y quien mejor que yo para contarles de nuestra lengua y nuestros vicios del lenguaje.
Quiero empezar por reconocer que nuestro pueblo tiene un gran poder de imaginación, ya que, podemos hacer comparaciones muy paradójicas para referirnos a algo o alguien. Nuestra sociedad es un rupturista de la monotonía y juega con variantes para encontrar un código que esté fuera de stock, recurriendo a elementos de diversas índoles como: la anatomía humana, animales, vegetales y hasta nombres. Estos nos sirven para dinamizar el lenguaje, y de paso poner a prueba la inagotable inventiva del hombre.
Algunas de las expresiones que veremos a continuación corresponden a chilenismos y otras, son pequeños matices, que compartimos con otras tribus hispanohablantes.
Si hablamos del cuerpo, son múltiples los dichos que utilizamos aludiendo algunas de sus partes. Por ejemplo, una persona calva es llamada “cabeza de rodilla”, si queremos referirnos a quien dice las cosas sin ningún temor es el que “no tiene pelos en la lengua”. La persona avara es el “mano de guagua”, nunca dejaremos de encontrar a la persona que es muy locuaz, al que decimos que “habla hasta por los codos”. Si deseamos referirnos a los amigos inseparables decimos que son “uña y mugre”, y cuando se produce un choque de cabezas le decimos el “cabezazo”, quien no entiende rápidamente es el “duro de mollera”, el comentario directo llega “a la vena”, o el que tiene mala conducta hace salir “canas verdes”. “Boquita de postre” quien ocupa muchas palabras soeces, etc.
El reino animal y vegetal también contribuyen a lo recientemente planteado: el personaje que no es de nuestro agrado nos “cae como porrazo de vaca”, quien hace las cosas más complicadas de lo que son, le busca la “quinta pata al gato”. Recurrimos a la “vaca” cuando debemos juntar dinero, y es un “gallina” quien es temeroso. La persona que es lenta es “tortuga”, como también la familia que tiene muchos hijos son “conejos”. Cuando alguien se desiste a pagar, hace “perro muerto”, y le “echamos la foca” a quien nos hace rabiar, quien “vende la pesca” es quien habla mentiras y “pajarón” es la persona despistada, etc. En los vegetales encontramos una inagotable fuente de disfraces lingüísticos, ya que suelen ser ocupados para referirnos a características humanas. Ejemplo, quien tiene un comportamiento afeminado decimos que es “coliflor”, y quien no entiende rápido es “durazno”. Al que le encanta la música sufrida es “cebolla”, si por desgracia nos fue mal en algún fin, “nos fue como el ajo”. Es común que cuando queremos expresar algo que nos da igual, nos “importa un pepino”. Quien es “lechuga” es sano y fresco, como también quien es “manzana” el que tiene una gran nariz. Los “limones” son un atributo femenino, como las “naranjas” significan que no ocurre nada. “Papaya” es algo fácil, y “camote” es algo molesto. El famoso “pan con palta” es la persona que no tiene filtros.
No podemos dejar exenta a la magistral papa, quien debe ser el tubérculo más usado en la lengua del chilensis, Ejemplo: quien “ralla la papa” es quien se está volviendo loco, el que es desagradable cae como “saco de papas” y la “papa” es la leche para alimentar a los bebés, etc.
No encontramos la misma cantidad, pero si existen nombres y frases que se asocian algún vocablo de nuestra idiosincrasia. Ejemplo, Mateo(a) quien obtiene buenas calificaciones, Federico es referido al aparato reproductor masculino. También podemos encontrar algunas frases como “sepa Moya” lo que es traducido como no sé de qué hablan, etc.
Somos un pueblo original con una estampa propia, por el hecho de que solo entre nosotros podemos ser receptores, ya que no tendríamos problema alguno en entendernos. Es común que todos los integrantes de nuestra tribu en niveles bajos o extremos usemos estos vicios en nuestra jerga, ya que nadie es exceptuado en esta afirmación. Pero no quiero dejar pasar un punto, creo que si es cierto que tenemos un lengua original, pero al ser originales pasamos a llevar en muchos casos lo hermoso que es nuestro léxico, es de esperar que en un futuro próximo nuestro pueblo sea capaz de borrar los garabatos, y crear así una lenguaje mucho hermoso para poetas y escritores.
Por: Óscar Ojeda
Editora: Jocelyn Martin
Esta sociedad tiene un lenguaje muy peculiar, al cual podemos definir como un español a la chilensis. Pero, ¿qué tan cierto es que este pueblo tiene un amplio vocabulario y una singular fonética? Si fuese así, podríamos inferir que este pueblo tendría una estampa que lo haría diferente a cualquier otro.
Debo hacer una confesión, pertenezco a la tribu de los chilensis, y quien mejor que yo para contarles de nuestra lengua y nuestros vicios del lenguaje.
Quiero empezar por reconocer que nuestro pueblo tiene un gran poder de imaginación, ya que, podemos hacer comparaciones muy paradójicas para referirnos a algo o alguien. Nuestra sociedad es un rupturista de la monotonía y juega con variantes para encontrar un código que esté fuera de stock, recurriendo a elementos de diversas índoles como: la anatomía humana, animales, vegetales y hasta nombres. Estos nos sirven para dinamizar el lenguaje, y de paso poner a prueba la inagotable inventiva del hombre.
Algunas de las expresiones que veremos a continuación corresponden a chilenismos y otras, son pequeños matices, que compartimos con otras tribus hispanohablantes.
Si hablamos del cuerpo, son múltiples los dichos que utilizamos aludiendo algunas de sus partes. Por ejemplo, una persona calva es llamada “cabeza de rodilla”, si queremos referirnos a quien dice las cosas sin ningún temor es el que “no tiene pelos en la lengua”. La persona avara es el “mano de guagua”, nunca dejaremos de encontrar a la persona que es muy locuaz, al que decimos que “habla hasta por los codos”. Si deseamos referirnos a los amigos inseparables decimos que son “uña y mugre”, y cuando se produce un choque de cabezas le decimos el “cabezazo”, quien no entiende rápidamente es el “duro de mollera”, el comentario directo llega “a la vena”, o el que tiene mala conducta hace salir “canas verdes”. “Boquita de postre” quien ocupa muchas palabras soeces, etc.
El reino animal y vegetal también contribuyen a lo recientemente planteado: el personaje que no es de nuestro agrado nos “cae como porrazo de vaca”, quien hace las cosas más complicadas de lo que son, le busca la “quinta pata al gato”. Recurrimos a la “vaca” cuando debemos juntar dinero, y es un “gallina” quien es temeroso. La persona que es lenta es “tortuga”, como también la familia que tiene muchos hijos son “conejos”. Cuando alguien se desiste a pagar, hace “perro muerto”, y le “echamos la foca” a quien nos hace rabiar, quien “vende la pesca” es quien habla mentiras y “pajarón” es la persona despistada, etc. En los vegetales encontramos una inagotable fuente de disfraces lingüísticos, ya que suelen ser ocupados para referirnos a características humanas. Ejemplo, quien tiene un comportamiento afeminado decimos que es “coliflor”, y quien no entiende rápido es “durazno”. Al que le encanta la música sufrida es “cebolla”, si por desgracia nos fue mal en algún fin, “nos fue como el ajo”. Es común que cuando queremos expresar algo que nos da igual, nos “importa un pepino”. Quien es “lechuga” es sano y fresco, como también quien es “manzana” el que tiene una gran nariz. Los “limones” son un atributo femenino, como las “naranjas” significan que no ocurre nada. “Papaya” es algo fácil, y “camote” es algo molesto. El famoso “pan con palta” es la persona que no tiene filtros.
No podemos dejar exenta a la magistral papa, quien debe ser el tubérculo más usado en la lengua del chilensis, Ejemplo: quien “ralla la papa” es quien se está volviendo loco, el que es desagradable cae como “saco de papas” y la “papa” es la leche para alimentar a los bebés, etc.
No encontramos la misma cantidad, pero si existen nombres y frases que se asocian algún vocablo de nuestra idiosincrasia. Ejemplo, Mateo(a) quien obtiene buenas calificaciones, Federico es referido al aparato reproductor masculino. También podemos encontrar algunas frases como “sepa Moya” lo que es traducido como no sé de qué hablan, etc.
Somos un pueblo original con una estampa propia, por el hecho de que solo entre nosotros podemos ser receptores, ya que no tendríamos problema alguno en entendernos. Es común que todos los integrantes de nuestra tribu en niveles bajos o extremos usemos estos vicios en nuestra jerga, ya que nadie es exceptuado en esta afirmación. Pero no quiero dejar pasar un punto, creo que si es cierto que tenemos un lengua original, pero al ser originales pasamos a llevar en muchos casos lo hermoso que es nuestro léxico, es de esperar que en un futuro próximo nuestro pueblo sea capaz de borrar los garabatos, y crear así una lenguaje mucho hermoso para poetas y escritores.
Por: Óscar Ojeda
Editora: Jocelyn Martin

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