Al llegar al pequeño pueblo de Santa Cruz ubicado en la sexta región, sentí ese hedor que se siente en cada lugar pequeño pero con un corazón lleno de cariño para entregar a todos aquellos que no pertenecen a aquel lugar. Las personas que ese día se encontraban en la plaza cívica nos ayudaron sin ningún problema a resolver cada una de nuestras dudas.
Santa Cruz es un lugar de muchas tradiciones, hay un sin número de lugares comerciales en las que se vende sólo artesanía chilena, haciendo alusión a lugares de nuestro país que muchas veces quedan olvidados, en la plaza se encuentra un hombre que lleva mas de quince años tomando fotografías arriba de un pequeño caballo de madera a las personas que visitan la zona, dicha atracción es muy interesante puesto que los niños corren hacia él al poner solo un pie en la plaza de Santa Cruz.
Este lugar es muy rural y eso encanta a sus visitantes, ya que, en el caso de nosotros llegamos hasta allí desde la capital (Santiago de Chile), y no acostumbramos a ver todos los días gente a caballo, campesinos llevando fardos de paja en carretas, sin duda se hace atractivo para los ajenos al lugar, aunque para los habitantes de Santa Cruz sea una costumbre o bien natural andar con un sombrero de huaso y montando un caballo.
En este lugar aprendimos pequeñas cosas que las pondremos en practica en la vida cotidiana, como distintas formas de ver la vida mas sencilla, sin darle tanto valor a las cosas materiales, allá nadie se complica ni se hace problema por pequeñas cosas como lo hacemos acá, es tan simple adaptarse a la vida sencilla. Es por eso que hago una invitación a dejar de lado por un momento la congestión de la ciudad y manejar nuestra mente y hacerle creer que nos encontramos en Santa Cruz y respirar esa tranquilidad, sencillez que aquel pueblo y toda la gente que allí vivía nos entregó, y hacer valer esa lección de vida que nos dieron.
Por Fernanda Arias
Editora: Camila Lorenzini
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