La palabra ha sido la forma más fácil y accesible de comunicarnos desde el principio de nuestros tiempos. Sin embargo, no para todas las personas la palabra tiene el mismo significado, además, este varía según la perspectiva en que la miremos.

Desde el punto de vista objetivo y estrictamente académico, el significado de la palabra es una expresión, la facultad para hablar o escribirla, e incluso destaca la derivación de promesa dentro de esta definición. Para mí, es mucho más que un simple gesto o pronunciar alguna frase.

La palabra (bien pensada por supuesto), es la culminación de una línea de pensamientos u opiniones frente a un respectivo tema. También se puede dar la ocasión de, por ejemplo, escribir libros, poemas o frases sin ninguna presión de por medio, como lo hacen los escritores o poetas. La palabra puede llegar a ser totalmente seductora, y es sorprendente pensar que la misma, puede llegar a destruir vidas. Por lo tanto, la parte más relevante de la palabra es la subjetividad, el cómo y el porqué de esta, con cuál fin se pretende usar, o hacer el bien o el mal.

Es necesario recalcar que ésta siempre debe ser bien pensada, bien expresada y por sobre todo, bien usada, para que también el comentario tenga un argumento y sea apreciado. En mi opinión, Chile tiene serias dificultades respecto a la palabra. Y es aquí donde me atrevo a dar una fuerte crítica respecto del vocablo de las personas en nuestro país. No es posible (como lo demuestran varios estudios), que cada aproximadamente, dos palabras, usemos algún improperio como sinónimo. Para qué hablar del conocido “huevón”, término que utilizamos como si significara todo tipo de cosas. “Oye huevón, el huevón huevón que va por ahí”, que en realidad quiere decir: “oye amigo, el tipo tonto que va por ahí”. Sin duda esta oración no tiene ni pies ni cabeza. Resulta sumamente gracioso leerla. Sin embargo, cuando la escuchamos, ni siquiera nos damos cuenta de que estamos utilizando la misma palabra tres veces, en una misma frase. Es increíble pero cierto. Los chilenos tenemos un básico y pésimo vocabulario.

Lo positivo, es que ya sabemos cuales son nuestros defectos con la palabra, sólo nos queda mejorarlos, tarea ardua que difícilmente lograremos si no comprendemos lo importante que es enriquecer nuestro vocabulario.


Por: Cristobal Stevenson

Editora: Jocelyn Martin

25/6/09

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