
Grindhouse busca revivir ese cine con bajo presupuesto de antes de los años 70, ese llamado “Cine de Explotación”, “Trash Cinema” o “Bmovies”. Hay elementos que son vitales a la hora de crear este tipo de películas, como la abundante aparición de seres sobrenaturales. Zombies, una mujer de 50 metros de altura, una polilla del tamaño de un boing o asesinos inmortales, constituyen los problemas clásicos a los que los protagonistas de estas historias se ven enfrentados en este tipo de cintas. En la mayoría de estos rodajes –sobre todo en los de los 60 y 70- existe un permanente sentimiento nihilista por parte de los personajes representados, esto quizá se debe en parte a los conflictos mundiales y sociales de aquella época, en total contraste con el cine clásico producido en Hollywood.
Este género del cine no es de gusto popular, ya que al ser producciones de bajo presupuesto no poseen actores conocidos, además de ser considerado como malo, absurdo e incoherente. Sin embargo, los directores de estas cintas no buscan la aprobación social o la consagración comercial. Sino que se enfocan a simplemente producir lo que ellos desean para la gente que realmente lo entiende y disfruta. Hay muchas películas que con presupuestos millonarios, son grandes fracasos porque siempre buscan ser la película más vista de la taquilla y se olvidan de la esencia principal del cine, que es transmitir un mensaje de una manera que atraiga la atención del espectador. Porque el cine también es un medio de comunicación, y como tal no, no debe dejar de lado su principal función, como dije anteriormente, comunicar de una manera atractiva y artística.
En la actualidad existe una gran corriente de decadencia en Hollywood, esto se ve reflejado en cosas tan simples como que por ejemplo, gran parte de los “estrenos” que están llegando a las salas de cine, son versiones nuevas de películas antiguas. Pero lamentablemente, casi el 100 % de estos remakes son verdaderos fiascos. Basta con hacer un poco de memoria y podemos nombrar a:
- La casa de cera -1953, remake del 2005-
- La masacre de Texas -1974, remake de 2003-
- Psicosis -1968, remake de 1998-
- Drácula 2000 –existen varias versiones de esta historia, 1922, 1933, 1958-
En general los remakes son principalmente de películas de horror, pareciera que los guionistas contemporáneos no tienen ideas. Por eso, por muy absurdas que puedan sonar las tramas, yo respeto mucho más a un cineasta de cine de explotación que desarrolla y transmite sus propias ideas, a uno que toma una historia ya contada en la pantalla grande, e intenta lograr un trabajo mejor que original, algo altamente improbable.
Quentin Tarantino -Deathproof-, fue consultado acerca del excesivo contenido violento en sus películas a lo que el respondió que la violencia esta tan presente en nuestra vida cotidiana que ya nada nos impacta, basta con sentarse un día y ver un noticiario de televisión. Es por eso que en estas películas la violencia se presenta como algo común y no como algo extraordinario. Hay un subgénero que es el Gore, donde la simple esencia del film es mostrar violencia y sangre. Al oír barbaridades acerca de estas películas uno tiende a pensar que son rodajes satánicos y de horror que buscan inducir conductas similares en las personas. Sin embargo, al ver este tipo de piezas cinematográficas uno se da cuenta que la intención es simplemente entretener e incluso percibir un sentido cómico y satírico en las escenas.
Grindhouse, es la clara opción que tiene una persona que desconoce estos géneros de cine para intentar comprender este tipo de películas, sobre todo en Chile, donde todo esto es muy infravalorado y mal visto. Quizá es por eso que Planet Terror llega recién dos años después de su estreno. Como dije anteriormente, el cine de Hollywood pasa por un pésimo momento, y digo de Hollywood porque uno se da cuenta que las buenas películas que han aparecido últimamente no provienen de allá. Para nosotros los fanáticos del cine, Grindhouse representa una muy buena, importante y sincera muestra del cine de los años 70, si no vende no es problema de nosotros los cinéfilos.
Por Guillermo Adrianzen
Editora: Camila Lorenzini
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